Yo, Sora Satou, desperté y me encontré trasladado a lo que llaman un “mundo de castidad invertida”. Aunque al principio estaba desconcertado, poco a poco me fui acostumbrando a los valores de este nuevo mundo y acabé trabajando en un supermercado frente a un instituto femenino. Justo cuando ya me había habituado a la vida de empleado bajo la dirección de la amable y hermosa gerente, empezó a circular un rumor: “Ese empleado chico… dicen que si se lo pides, te deja hacerlo.” Y así, un grupo de chicas hermosas que se tomaron el rumor al pie de la letra comenzó a rodearme… ¿¡y ahora qué!?
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