El Dragón

Existe un dicho que dice «de tal palo, tal astilla», pero Gu Fuyou tenía un talento mediocre. Tan mediocre que, al verla, se burlaban de ella, preguntándose cómo Gu Wanpeng pudo tener una hija así. Era tan ordinaria hasta que fue aceptada en la Secta Xuan Miao, y algunos sospechaban que Gu Wanpeng había manipulado los hilos entre bastidores. Durante una clase de doma de bestias, el maestro enseñaba a sus discípulos a invocar bestias espirituales. Alguien, intentando burlarse de ella, soltó una risilla: «He oído que el ave espiritual dorada de tu padre es capaz de alcanzar la etapa de Alma Naciente. De tal palo, tal astilla, ¿verdad? Apuesto a que la bestia espiritual que invoques será igual de impresionante». Inició la formación de invocación, pero no hubo movimiento durante un buen rato. Todos rieron: «Ni siquiera puede invocar a la bestia joven de nivel más bajo». Esto era más que mediocre; era completamente inútil. De repente, la formación emitió una luz cegadora y la niebla cubrió el suelo. Todos quedaron boquiabiertos de sorpresa. Había invocado algo, no un pájaro ni una bestia, sino a una persona. Esta persona era el genio incomparable de la Secta Xuan Miao. Ni siquiera ella lo esperaba, y la persona invocada parecía igualmente desconcertada. En un impulso repentino, usó la sangre de su dedo anular para marcar la frente de la persona y la nombró «Nanzhu Jun». El maestro intervino gritando: «¡Alto, es tu superior!» Pero era demasiado tarde; ya habían formado un pacto.