Akira era un mangaka prometedor, cuya vida se truncó tras un diagnóstico de leucemia y el desdén de una madre obsesionada solo con el dinero. Murió en un accidente, pero su historia no acabó allí. Renació en otro mundo como hijo adoptivo de una familia que regenta una tienda de magia. Sin grandes habilidades al principio, pronto descubre un don extraordinario: puede materializar lo que dibuja.